Probablemente conozcas el himno de estadio de Queen, «We Will Rock You». Ha congregado a multitudes de todo el mundo, desde las Super Bowls hasta la Copa del Mundo.
Pero, ¿sabías que Queen ni siquiera pensaba que a la gente le gustaría?
Por eso la pusieron en la cara B de su álbum, el lugar donde se ponen todas las canciones que no se cree que vayan a encabezar las listas de éxitos. Hoy quiero traerte una letra de la canción «Amazing Grace» que quizás nunca hayas escuchado… pero que definitivamente no querrás perderte. Piensa en ella como la gracia de la cara B.
Sí, cuando esta carne y este corazón fallen,
Y la vida mortal cesará,
poseeré, dentro del velo,
Una vida de alegría y paz.
¿Conoces esas palabras? No es exactamente la letra pop de un single número uno. Pero la promesa que comparten puede servirte para cualquier cosa en la vida. Déjame que te lo explique:
Gracias a Jesús, ¡no hay escenario en el que tu historia no termine en victoria!
No importa lo que la vida te depare, puedes confiar en la promesa de que cuando todo esté dicho y hecho, te encontrarás a salvo, amado, sanado, completo y lleno de alegría y paz en la presencia de Dios.
Eso es lo que Jesús te aseguró cuando resucitó de la tumba y venció a la muerte: la vida en plenitud. Cuando pones tu fe en Jesús para la salvación, recibes la promesa de que ni siquiera la muerte tendrá la última palabra en tu historia.
Billy Graham lo dijo así:
«Para el creyente hay esperanza más allá de la tumba, porque Jesucristo nos ha abierto la puerta del cielo con su muerte y resurrección».
La puerta a la vida interminable e ininterrumpida está abierta de par en par porque Jesús la atravesó primero. Él conquistó la tumba, y en Él, ¡tú también puedes! Por eso el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección son celebraciones tan alegres.
Pero en caso de que pienses que esto suena a escapismo… centrarse en el cielo para no tener que sufrir tanto aquí en la tierra, echa un vistazo a lo que Pablo escribe en 2 Corintios 4:16-18:
«Por tanto, no perdamos el ánimo. Aunque por fuera nos consumimos, por dentro nos renovamos de día en día. Porque nuestras ligeras y momentáneas tribulaciones nos alcanzan una gloria eterna que las supera a todas. Por eso no ponemos los ojos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, pues lo que se ve es pasajero, pero lo que no se ve es eterno.» (NVI)
¿Ves el poder de esta promesa?
La esperanza del cielo te fortalece para el viaje que hoy emprendes. Te recuerda que nada de lo que este mundo te depare puede arrebatarte el hogar que Dios ha preparado para ti, y que Dios utilizará el dolor de este mundo para moldearte y convertirte en la persona que Él creó para ti.
Tienes fuerza para hoy, propósito en tu dolor y alegría en la espera. Así que no te desanimes, ¡porque Jesús ya ha ganado!
Bendiciones,
Nick Hall